El brevísimo e imponente ensayo de Jorge Luis Borges «La flor de Coleridge» comienza con una cita de Paul Valéry que contiene una idea singular: «La historia de la literatura no debería ser la historia de los autores y de los accidentes de su carrera o de la carrera de sus obras, sino la historia del espíritu como productor o consumidor de literatura. Esa historia podría llevarse a término sin mencionar un solo escritor». Dos paisajes de dos autores diferentes (Ernesto Laroche y Horacio Espondaburu), pintados alejados en el tiempo, se continúan cromáticamente uno con el otro, retomando la idea borgeana de que «todos los autores son un autor».





La flor de Coleridge, 2016
Dos óleos superpuestos
108 x 96 cm
Colección Museo Blanes

Fotografía: Rafael Lejtreger